domingo, 11 de abril de 2010

Eclipse de sol



Una de las cosas que más me gusta hacer es escribir. Como cada año mi instituto hace unos juegos florales con motivo de Sant Jordi y aunque para los de bachillerato no es obligatorio presentarse... estoy pensando en hacerlo con este relato:



ECLIPSE DE SOL

Escucho los coches que circulan por la calle, seguramente es de gente de mi edad que ha salido de fiesta, pero sin embargo, yo estoy aquí, tirado en la cama intentando dormir. Observo desde la ventana al vecino que cada madrugada sobre estas horas se queda embobado mirando la luna, pero hoy dudo que la encuentre porque esta noche no hay luna, los nubarrones la han escondido egoístamente tras ellos, es todo tan irónico, porque a mi también unos nubarrones me han quitado mi luna, la luna por la que moría y muero por observar, la luna que me hacía feliz, la luna que quise, quiero y querré o al menos lo haré hasta que ella me dé una respuesta.

No puedo más, tengo que llamarla o me volveré loco. Busco el móvil, no lo encuentro, debe estar debajo de algún cojín, recuerdo que mi madre me llamó pero no me apetecía que me dijera que comiera bien, que me abrigara que estos días hacía mucho frío y que el domingo hará macarrones para comer, así que tiré el móvil al sofá y debió quedar camuflado bajo los cojines rojos que no pegan en absoluto con el resto del piso.
Ya he encontrado el móvil, estaba donde yo creía, busco en la agenda su nombre, aunque no haría falta porque sé de memoria su número de teléfono, pero soy un chico de costumbres y sigo buscando en la agenda su número como la primera que vez que la llamé para invitarla a un café, en esa ocasión la respuesta que obtuve me gustó, esta vez busco también una respuesta, pero no creo que me vaya a gustar. Llamo.

-¿Sí?
-Hola, soy yo.
-¿Has visto que hora es?, ¡llama más tarde!
-No cuelgues, escúchame por favor aunque sea la última vez.

Escucho ruidos detrás del teléfono pero sé que no ha colgado, me lleno de valor y empiezo a recitar un discurso en mi mente, un discurso que como si de una obra de teatro se tratara ha sido pensado, escrito, reescrito, pasado por ensayo técnico, por ensayo general…. pero del que aún no se conoce la reacción del público y como si de un actor principiante se tratara, olvido mi texto, me pongo nervioso, tartamudeo, y empiezo a improvisar.

-Son las cinco de la mañana y aún no he podido conciliar el sueño, no puedo dejar de pensar en ti, en la manera como acariciaba tu pelo, tu mirada cuando me decías un “Te quiero”, y tengo la sensación continua de estar besando esos labios suaves como la seda pero que están irremediablemente cada vez más lejos de los míos, no puedo ni quiero olvidar tu perfume favorito ni quiero dejar de verte con ese vestido negro que te quedaba tan bien, no sé como voy a poder vivir sin oír cada mañana esa risilla que me hacía cosquillas detrás de la oreja y que indirectamente me daba los buenos días.
Tengo millones de recuerdos que quieren salir, sensaciones ya lejanas pero que hoy vuelven con más fuerza, siempre recordaré nuestro rincón en ese parque, esos árboles que presenciaron nuestro primer beso, siempre tendré en mi piel esa brisa que corría y que movía las hojas de los árboles y hacía volar tu melena oscura y lisa.
Ahora mismo te puedo reproducir con exactitud la conversación que tuvimos aquel día que nos quedamos encerrados en el ascensor y que no sé por qué pero ninguno de los dos quiso apretar al botón de la campana para que nos sacaran de allí, allí, en ese ascensor de luz artificial y pintura saltada te dije por primera vez que te quería, que nunca te iba a dejar escapar, que eras tú la que me guiabas, la que me sacaba del mal camino, te dije que sin ti, yo no era nada.
Y así es, yo no puedo estar sin ti. Necesito tu luz, tu luz de luna para que me guíe en las noches más oscuras y necesito la luz de tu sol para que me dé calor en los inviernos más fríos.
Perdóname por lo que haya podido hacer, dime que esto es un sueño y que al despertar estaré contigo como siempre hemos estado.
Solamente dime por qué te has ido, por qué me has dejado con este vacío en mi interior, por qué no puedo acariciar y besar tu cuerpo y por qué ya no puedo verme reflejado en el lago de tus ojos.

- ¿Quieres una respuesta? No la tengo, simplemente me he dado cuenta de que no sólo estás tú, de que hay otras personas, otras sonrisas y otras miradas. Quiero sentir otros labios, quiero que me puedan acariciar otras manos y no sentirme culpable por ello. Ya no siento por ti todo lo que sentía antes, y eso me aterroriza porque temo no poder sentir esos cosquilleos, los latidos de mi corazón como tambores en el pecho, las llamas de fuego que me recorrían el cuerpo cuando te sentía a mi lado, las ganas de gritar y saltar de alegría, temo que ya nunca más se me dibuje en el rostro esa sonrisa de enamorada, y es que es eso lo que pasa, que ya no estoy enamorada y que ya no siento nada de todo esto cuando estoy a tu lado.

No oigo nada detrás del teléfono, ella ha colgado.

Despierto de tal manera que parece que haya salido de un coma profundo. He recibido mi respuesta, es lo que quería, pero no sé si ha sido peor el remedio que la enfermedad.
Abro la nevera, pero tengo cerrado el estómago. Miro el reloj y veo que llego tarde al trabajo, bajo las escaleras corriendo y tropiezo con el vecino que observa la luna cada noche.

-¿No llevas tus gafas de sol?, me pregunta
-No, ¿Para qué las iba a necesitar?
-¿No te has enterado? Hoy va a haber un eclipse de sol.
-¡Anda, nunca he visto uno!, ¿Qué es lo que ocurre en un eclipse de sol?
-Un eclipse de sol es algo mágico, entre el sol y la tierra se interpone la luna, así que hoy a las dos y media de la tarde la luna saldrá para todos nosotros.
-Dudo que sea para todos nosotros.
-¿Cómo?
-Nada, cosas mías.

Voy de camino al trabajo. Me suena el móvil. Lo cojo y escucho la más dulce voz del mundo, es ella. Me dice que lo siente y que si quiero que nos veamos en nuestro rincón del parque a las dos y media de la tarde.

Resulta que mi vecino tenía razón, parece que al final, la luna va a salir para todos nosotros.
Porque ya no vivo siempre pendiente de tu pelo, que siempre había nublado el cielo y que amenazaba tormenta y que sabe a menta...

lunes, 5 de abril de 2010

¡Qué dulces!


Si hay otra palabra que pueda definir estas vacaciones de Semana Santa es chocolate. Creo que en mi vida había comido tanto chocolate, no hay ni un sólo día que no haya comido, negro, con leche, con naranja, con almendras, blanco, en helado, en bizcocho, con galleta...... delicioso.
Pero como todo llega a su fin.... mañana empiezo con dieta XD

Pues sí, todo tanto lo bueno como lo malo llega a su fin... y mañana ya vuelvo a empezar las clases con 4 exámenes a la vista y la entrega de un desastroso examen de química... pero sus cosas buenas también tiene; volver a ver a mis amigas, encontrarme con esos ojos, volver a imaginarme un beso, sonreír con ese profesor pero sobretodo reír hasta más no poder.

Aunque no sabéis de este blog... gracias, gracias Alba, Helena, Judit, Sheila, Andrea, Marc, Gary, Gerard, Josué, Axel, Albert, Kristian.... y seguro que me dejo a alguien. Os quiero, lo hacéis todo mucho más fácil algunos de vosotros ya lo sabéis y para otros supondría una sorpresa.
Gracias.


Somos un trozo de amor, como un saco de llanto de risa y temor, somos muchas películas, distinto guión, somos sólo personas...




jueves, 1 de abril de 2010

Tranquilidad


Me hacían falta. Necesitaba unos días así. Fuera nervios. Fuera madrugones. Fuera malas caras. Fuera frío...Tranquilidad. Paz. Despertares con sol.

Estos días de semana santa están siendo geniales. Me levanto sobre las nueve o las diez, desayuno sin prisas y contundentemente, paseo a mi perro, voy a mis dos parques preferidos de Barcelona, me siento en el mejor banco que encuentro bajo el sol y me quedo leyendo hasta que es casi la hora de comer, como con mi madre, juego un rato a los Sims, hago algo de ejercicio, leer, leer, leer y leer otra vez hasta la hora de cenar, preparar la cena, cenar, ver la tele, leer, dormir y soñar. Ideal, ¿no?.

Estoy descubriendo algo nuevo en mí y es que yo siempre había preferido escribir un relato que leer algún libro pero creo que por fín a mis 16 años he aprendido a leer. Sí, he aprendido a leer a los 16.

Leer no es tan sólo comprender lo que cuenta un texto. Leer es ser el texto.
Sentir la emoción con la que el autor escribió cada letra del libro, perderte por las calles que el escritor describe, poder palpar el rostro de los personajes, poder escuchar su voz y quererlos como si durante el tiempo que estás leyendo el libro fueran amigos tuyos y que al pasar la última hoja sean recordados como buenos amigos que nos dejaron. Acabar el libro y abrazarlo, apoyar su portada junto al pecho y acto seguido mirar los ojos del escritor y poder decirle con la mirada "lo has conseguido, me has hecho ser el texto".


.Tranquilidad.


"Los libros son espejos: sólo se ve en ellos lo que uno ya lleva dentro."

-La sombra del viento.