jueves, 1 de abril de 2010

Tranquilidad


Me hacían falta. Necesitaba unos días así. Fuera nervios. Fuera madrugones. Fuera malas caras. Fuera frío...Tranquilidad. Paz. Despertares con sol.

Estos días de semana santa están siendo geniales. Me levanto sobre las nueve o las diez, desayuno sin prisas y contundentemente, paseo a mi perro, voy a mis dos parques preferidos de Barcelona, me siento en el mejor banco que encuentro bajo el sol y me quedo leyendo hasta que es casi la hora de comer, como con mi madre, juego un rato a los Sims, hago algo de ejercicio, leer, leer, leer y leer otra vez hasta la hora de cenar, preparar la cena, cenar, ver la tele, leer, dormir y soñar. Ideal, ¿no?.

Estoy descubriendo algo nuevo en mí y es que yo siempre había preferido escribir un relato que leer algún libro pero creo que por fín a mis 16 años he aprendido a leer. Sí, he aprendido a leer a los 16.

Leer no es tan sólo comprender lo que cuenta un texto. Leer es ser el texto.
Sentir la emoción con la que el autor escribió cada letra del libro, perderte por las calles que el escritor describe, poder palpar el rostro de los personajes, poder escuchar su voz y quererlos como si durante el tiempo que estás leyendo el libro fueran amigos tuyos y que al pasar la última hoja sean recordados como buenos amigos que nos dejaron. Acabar el libro y abrazarlo, apoyar su portada junto al pecho y acto seguido mirar los ojos del escritor y poder decirle con la mirada "lo has conseguido, me has hecho ser el texto".


.Tranquilidad.


"Los libros son espejos: sólo se ve en ellos lo que uno ya lleva dentro."

-La sombra del viento.

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